Cuando nos enteramos de que alguien está haciendo una gran obra, podemos estar seguros de que esa persona tuvo una excelente formación. Quizá fue la instrucción que le dio su madre, el ejemplo de su padre, la influencia de un profesor o una experiencia intensa que vivió. En todo caso, ese elemento debe estar presente; de lo contrario no se lograría nada, por muy propicia que fuera la oportunidad.
Catherine Miles *** El Times de Londres informa: Un estudio ha revelado que los progenitores que dedican tiempo a sus hijos, aunque no sea más de cinco minutos al día, multiplican sus oportunidades de llegar a ser adultos seguros de sí mismos. Casi todos los muchachos cuyo padre les dedicó un tiempo exclusivo para conversar de sus inquietudes, tareas escolares y vida social llegaron a ser jóvenes optimistas llenos de confianza y esperanzas. El estudio, tomado de una investigación realizada por la Universidad de Oxford, seleccionó a chicos con alta autoestima, felicidad y seguridad en sí mismos, y los describió como chicos dinámicos y con aptitudes para triunfar. El estudio reveló que hay pocas diferencias entre los efectos positivos de una buena relación con el padre en una familia en que ambos progenitores viven juntos y en otra en que, pese a la ausencia del padre, este se esfuerce por dedicar tiempo a su familia. Como fuera que estuviese constituida la familia, el factor determinante era la unidad de sus integrantes. Asimismo, en las familias cuyos integrantes empleaban de forma provechosa el tiempo que pasaban juntos, los niños estaban más seguros de sí mismos. *** Oración de un padre Dame, Señor, un hijo que sea lo bastante fuerte para saber cuándo es débil, y lo bastante valiente para sobreponerse cuando tenga miedo; que se muestre orgulloso y firme ante la derrota justa, y humilde y gentil en la victoria. Dame un hijo cuyos deseos no tomen el lugar de las obras; un hijo que te conozca y que sepa que en Ti está la piedra angular del conocimiento. No te pido que lo lleves por una vía fácil y llena de comodidades, sino por la que tenga el acicate de las dificultades y los desafíos. Que aprenda a plantarse firme en la tempestad y a ser compasivo con los que fracasan. Dame un hijo que tenga el corazón limpio como el cristal y altitud de miras, y que tenga dominio de sí mismo antes de pretender dominar a otros; que avance hacia el futuro sin olvidar el pasado. Por último, te pido que una vez que tenga todas esas características, le des también bastante sentido del humor, a fin de que siempre sea un hombre serio, pero jamás se tome a sí mismo con demasiada seriedad. Te pido que le des humildad para que siempre tenga presente la verdadera grandeza de la sencillez, y que le des la mentalidad abierta de los que han adquirido verdadera sabiduría, y la debilidad que proporciona la auténtica fuerza. Entonces podré afirmar en voz baja: «No he vivido en vano». El General Douglas MacArthur *** Vivamos de tal manera que nuestros hijos lleguen a adquirir nuestras mejores virtudes y dejar atrás nuestros mayores fracasos. Transmitámosles la luz del valor y la compasión, y espíritu de búsqueda. Y brille esa luz con más viveza en nuestros hijos que en nosotros. Robert Marshall
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