Angie Wiggens, artículo de Internet
Los niños deben seguir una buena rutina de descanso. Mientras duermen, sus cerebros producen sinapsis que contribuyen a su desarrollo mental. Además, un descanso insuficiente provoca malhumor, irritabilidad y problemas de comportamiento. Parte de nuestra labor como padres consiste en establecer y poner en práctica un buen horario de descanso para nuestros hijos, y aunque resulte difícil, el esfuerzo vale la pena. Establece límites De antemano, enseña a tus hijos que la hora de dormir no es negociable. Deben saber que una vez que llega la hora de ir a dormir, se deben preparar para ir a la cama. Cuando saben que eso es lo que toca y no hay nada que hacer, estarán más dispuestos a obedecer y no se quejarán tanto cuando llegue el momento. Atenerse al horario Los niños siempre tienen formas de salirse con la suya, y ya sea poniendo carita de lástima o con una rabieta, tratarán de no irse a la cama cuando sea hora de dormir. Una vez que establezcas a qué hora se deben acostar, debes atenerte al horario. Si cedes, sabrán que se pueden salir con la suya. Es bueno avisar a los niños con antelación de que se aproxima la hora de ir a dormir. Lo puedes hacer en diversos intervalos. A los pequeños les resulta difícil dejar todo e irse de repente a la cama cuando están concentrados jugando o llevando a cabo alguna actividad entretenida. Estarán más dispuestos a irse a dormir si les avisas de cuánto tiempo les queda para seguir jugando. Un ambiente tranquilo antes de ir a dormir Si diez minutos antes de irse a dormir, los niños estuvieron brincando como locos, seguramente seguirán en esa misma tónica cuando se acuesten. Si estaban haciendo tareas escolares, su cerebro irá a cien por hora y les costará tranquilizarse. Debes cerciorarte de que al menos una hora antes de irse a dormir los niños estén tranquilos. Para eso, pueden acurrucarse en el sofá y leer un libro o ver juntos una película tranquila. Es importante que antes de irse a la cama disfruten de un rato de tranquilidad y sosiego. Los dormitorios son para dormir Muchos papás permiten que sus hijos jueguen durante el día en sus dormitorios. Eso no está mal, pero cuando llega la hora de ir a dormir no debe haber ninguna distracción en el dormitorio. Si hay juguetes por todo el suelo de la habitación, lo más probable es que los niños estén distraídos y les cueste conciliar el sueño. Algunos niños se resisten a irse a dormir. Piden que les dejes jugar un rato más, se enojan o simplemente se niegan a meterse en la cama. Cuando eso sucede, es difícil para los padres mantenerse firmes. Pero eso es lo que debes hacer. Explícales calmadamente que no pueden escabullirse de eso, que forma parte de lo cotidiano. Hazles saber que eso no es negociable, y que si no obedecen y se acuestan, tendrás que aplicar alguna sanción (como padres pueden tomar las medidas correctivas que crean más apropiadas en su situación en particular). Una vez que los niños estén al tanto de lo que pueden y no pueden hacer a la hora de dormir, todo marchará como la seda. Si los niños disfrutan del descanso necesario, tanto ellos como las personas encargadas de su cuidado estarán más felices y tranquilos.
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