Domingo, 14 de Septiembre 2014
Para: David De: Papá, mamá y compañía Asunto: Descendencia ¡Felicitaciones! Papá, mamá y compañía se complacen en escuchar que tú y Marcela tuvieron un bebé. Bien hecho. Aunque un bebé es un proyecto que presenta muchas exigencias (para mayores referencias véase la parte superior, la inferior, la intermedia y demás), sabemos que esta inversión de tiempo y esfuerzo generará grandes resultados tal como los que hemos obtenido nosotros (véase álbum familiar). Aunque este proyecto requirió una gran dosis de trabajo hasta ahora, y que incluso Marcela tuvo que pasar un par de noches en vela, en esta fase inicial la carga de trabajo es mínima en comparación con los años que les aguardan. Sin embargo, a pesar de todo el esfuerzo, ustedes no podrán hacerse acreedores de todo el crédito por el concepto original ni por el producto final. Hace muchos años, el Diseñador de estos modelos los lanzó al mercado con un modelo sencillo a base de polvo y aliento (véase Génesis). Desde entonces es dueño de la patente, y nosotros somos meros colaboradores. Para inaugurar este proyecto ustedes eligieron dar a luz a su primogénito. ¡Una magnífica decisión! Cuando papá, mamá y compañía comenzaron operaciones hace veintitantos años, tomamos la misma decisión. El primogénito siempre es algo encantador, aunque venga con algunas características y particularidades (fíjate en tu hermana). Tras examinar más detenidamente la situación, parece ser que tu esposa es la primogénita, al igual que tu hermana, tus padres también y ahora este chiquitín que acaba de llegar a este mundo. El comenzar con un primogénito nos indica que ustedes siguen un patrón establecido. Por eso, papá, mamá y compañía les recomiendan que la próxima vez traten de hacer algo distinto, y tengan en cuenta los adjetivos nuevo, osado, inesperado (fíjate en tu hermano). También parece que para ocupar el puesto de bebé en su casa, ustedes escogieron como candidato un niño. Como ya saben, existen dos grandes opiniones al respecto a nivel mundial. Sin embargo, escoger un niño es una excelente decisión. Aunque los niños aportan algunos momentos de gran estrés en la primera década de su vida (fíjate en tu hermano y todas las visitas a la sala de urgencias), las chicas lo hacen en la segunda década de su existencia (fíjate en tu hermana). Pero en cualquier caso, el resultado final es igual de satisfactorio. Lo que no está muy claro del todo es por qué Dios desarrolló su proyecto en dos modelos, masculino y femenino. Un consejero eficiente probablemente habría recomendado la consolidación, con objeto de evitar las experiencias negativas del pasado (véase Adán y Eva). Sin embargo, en este momento, la producción requiere de los dos modelos ya existentes, de forma que no parece factible actualmente tal mejora. Es posible que ya te hayas dado cuenta de que un recién nacido implica la aparición de una cantidad sorprendente de artículos infantiles. En resumen: artículos para sostener al bebé, productos para su limpieza, elementos para proporcionarle alegría, prendas para acicalarlo y mucho más. Se sabe que la acumulación del tonelaje de dichos artículos provoca una ligera inclinación en el suelo de la habitación de los niños, y que harán falta dos autos para transportarlos. Notarás que entre esta vasta cantidad de artículos, serán muy escasos los que tú hayas comprado. La mayoría llegaron a tu posesión en forma de regalos o como dádivas de otras familias que tienen bebés de más edad. Te encuentras atrapado en medio del efecto subsidiario de El Niño, en el cual remolinos de oleadas de artículos de bebé de segunda mano circulan a nivel del suelo siguiendo un patrón impredecible pero constante. Si a tus manos llega un encantador suéter en un tono azul grisáceo adornado con un reno rojo, no lo sueltes. Era tuyo cuando tenías tres años. Notarás que tu recién nacido todavía no domina el castellano. No hay por qué alarmarse. En realidad, algunos chiquitines van ganando en fluidez hasta alcanzar el punto donde su potencia verbal sobrepasa con creces la capacidad auditiva de sus progenitores. Hay que admitir que un recién nacido trae incorporadas toda una serie de características que resultarían pavorosas si las viéramos en cualquier otro huésped: incontinente, irrazonable, incoherente, autócrata y propenso a las lágrimas. Es como hospedar a un minúsculo e hipersensible dictador que no sabe castellano y se moja los pantalones. No está del todo claro por qué Dios consideró que toda esta sarta de cualidades resultaría irresistible para los padres. Sin embargo, existen otros factores que compensan con creces estos rasgos negativos (véase la primera sonrisa, el olor a limpio del chiquitín). Asimismo, descubrirás que tu pequeño no es, al principio, un miembro eficaz del equipo familiar. Pocos chiquitines se ganan elogios como competente y bien organizado o es un verdadero miembro del equipo. La cuestión es encontrar tareas que se acoplen a su nivel de competencia, por ejemplo: mirar fijamente un rincón vacío, cambiar rápidamente su gama de expresiones faciales, producir unas fabulosas explosiones digestivas, dormir. Si elogias al pequeño por lograr dichos objetivos le facilitarás el dominar otras responsabilidades más avanzadas. Sin embargo, debes estar al tanto cuando un niño en etapa de crecimiento comienza a exhibir cualidades que podrían definirse como arranque automático de alta velocidad. Ya no resulta tan ventajoso (véase tu hermano y varias reparaciones que hicimos en el suelo, las paredes y el techo). Para terminar, déjanos felicitarte nuevamente. En cuanto al esfuerzo y mantenimiento que exige, nada iguala la alegría y satisfacción que produce un chiquitín. Uno de los mayores placeres de la vida es llevar a cabo la tarea diaria de criar un hijo y verle crecer y aprender, cuyo colofón es presenciar cómo el niño se vuelve un adulto responsable y tiene sus propios hijos. El niño que provea a sus padres tal grado de satisfacción conferirá alegría durante toda su vida y será un tesoro incomparable (mírate en el espejo). Con cariño, papá, mamá y compañía.
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Los bebés son las máquinas perfectas para aprender. Todas las experiencias son nuevas para ellos y pueden mantenerse entretenidos con las cosas más simples por mucho tiempo. Aquí tienes algunas formas para poder estimular el cerebro de tu bebé de buena manera.
Consejosy Advertencias
Gentileza de WikiHow.
Tomado de Grow Up Reading
El desarrollo en los bebés desde que nacen hasta los veinticuatro meses es espectacular. Al nacer recurre al llanto como principal medio de comunicación con el mundo. A medida que crecen, los niños se sirven de gestos, expresiones vocales y faciales, exclamaciones, balbuceos y finalmente palabras. Que el niño tenga facilidad para expresarse contribuirá a que de mayor lea y escriba bien. Los padres pueden contribuir a que los niños lean y aprendan exitosamente fomentando desde el nacimiento la facilidad para la lectura. Lenguaje oral: Los bebés aprenden a hablar por etapas. Durante los primeros cuatro meses captan más que nada lo que se les dice. Durante los cuatro meses siguientes, empiezan a articular e imitar sonidos. A los ocho meses, el niño reacciona al oír su nombre, distingue las emociones por el tono de la voz, al oír sonidos responde con otros sonidos y utiliza la voz para expresar alegría y disgusto. A los doce meses, pone más atención al habla y responde cuando se le dice de forma sencilla que haga algo. Empieza a valerse de gestos sencillos como agitar la mano para decir adiós o negar con la cabeza. Balbucea con entonación y emplea exclamaciones como «ajó», y tal vez diga unas cuantas palabras como «mamá» y sílabas como «ta-ta». Generalmente, los niños de un año articulan seis o siete palabras (aunque muchos no hablan nada, mientras que otros llegan a pronunciar cincuenta) y comprenden casi setenta palabras. Por lo general hay un retraso de cinco meses entre las palabras que el niño entiende y su habilidad para decirlas. Entre los 12 y los 18 meses, su vocabulario aumenta sin prisa pero sin pausa. El vocabulario de la mayoría de los niños se dispara cuando puede decir unas cuarenta palabras. A los dos años de edad, por lo general, aprenden el significado de unas ocho palabras al día. Mientras más le hablen los padres y le lean al niño, más rápidamente se desarrollará su vocabulario. Según los expertos en aprendizaje a edad temprana, la capacidad de expresarse aumenta con más rapidez en los niños cuyos padres hacen más aportes positivos que negativos. Reconocimiento de los fonemas: Reconocer fonemas —las unidades mínimas de sonido con que se forman las palabras— es la base para aprender a hablar y a leer. Los bebés tienen mucha capacidad para distinguir diferencias entre sonidos. Por eso tienen tanta facilidad para aprender idiomas en sus primeros años de vida. Reconocen fonemas y aprenden a distinguir los sonidos que constituyen el habla al comunicarse con sus padres y las personas que los cuidan. Al hablar y leer todos los días al bebé, se contribuye a mejorar su percepción de los sonidos. Estimule el balbuceo del niño, pues eso contribuye a que aprenda el idioma. Aproximadamente a los dos meses, empieza a hablar en voz baja y articula sonidos vocales como «aaa» y «uuu». A los cinco meses, empieza a practicar sonidos consonantes (los más comunes son b, d, y, m, n, g). Cuando tiene un año de edad, ya combina sonidos vocales y consonantes para articular palabras. Comprensión: Entender es fundamental en la lectura. La comprensión se refuerza en los años siguientes. Sin embargo, cuando el niño mayorcito sea capaz de ver las fotos o dibujos y el texto a fin de entender el significado del relato, es importante que también le explique lo que ocurre en esos libros que le lee en voz alta. Jim Trelease dice en The Read-Aloud Handbook que entender lo que se oye también estimula la comprensión de la lectura. A medida que su hijo oye lo que le lee, señálele pistas sobre el relato tomadas de los dibujos. O relacione un dibujo o foto con algo en la vida del niño. Este método contribuye a que el niño se esfuerce al máximo por pensar y lo ayuda a entender más. Compilado de parenting.com
Los juguetes que se venden en el mercado no tienen nada de malo. Sin embargo, usted puede hacer mejor estas cosas divertidas y estimulantes: 1. Refuerce el «¡ajá!» Vea a su bebé como un científico en ciernes que espera grandes descubrimientos: la sonrisa en el baño que significa «¡Cuando me meto al agua me dan el patito de goma!» Agitar los brazos se puede traducir por: «¡Cuando papá mira de esa manera me va a hacer cosquillas!» Cumpla las sencillas expectativas de su bebé y participe de su alegría cuando acierte. 2. Tenga erguido a su hijo cuando esté alerta. Los bebés ven más claro cuando están en posición vertical, no horizontal. Póngalo en su regazo para mostrarle objetos nuevos, y levántelo para que vea por encima de su hombro cuando lo lleve de paseo por el mundo, que es tan nuevo para él. 3. Promueva el diálogo y las expresiones faciales. Mucho antes de que el bebé pueda hablar, verá que intenta imitar las expresiones faciales de usted. Haga muecas y verá cómo aumenta su interés. Preste atención y responda a las expresiones de su bebé. 4. Bailar. Para satisfacer sus ansias de movimiento, baile un vals con él por el cuarto; mézalo con cuidado de un lado a otro; hágalo rebotar suavemente; siéntese en una silla giratoria y observe mientras el nene da una vuelta en su regazo. 5. Anímelo a probar sabores. Vea la boca del bebé como un espacio sensible que sirve para probar cosas y aprender sobre su cosmos personal. Evite los objetos demasiado pequeños, puntiagudos o sucios. Deje que lama la cuchara de la sopa o que envuelva con las encías el borde de una taza o un trozo de pan. 6. Lea en voz alta. No se preocupe por las palabras complicadas. Lea libros de poesía u otras obras; mientras más variaciones haya en el lenguaje y el bebé las oiga en sus voces favoritas, más cautivado estará. Elija libros con mucho lenguaje repetitivo. A los bebés les gusta porque es fácil adivinar lo que sigue. 7. Cante con palabras o sin ellas. ¿Olvidó la letra de su canción de cuna favorita? Tararéela. Las notas musicales sin consonantes y vocales resultan más sencillas y con frecuencias brindan una forma más relajante de estimulación. Tomado de Grow Up Reading Lectoescritura emergente: Emplee vocabulario adecuado cuando hable con su bebé. Por ejemplo, diga «mira, un perro» en vez de «un guau, guau». Así su hijo captará la estructura del lenguaje con un mínimo de confusión. Los bebés se comunican por gestos antes de aprender a hablar. Anime a su hijo a emplear gestos y señas sencillos (como por ejemplo, aplaudir para pedir «por favor» o tocarse el pecho para dar las gracias), así puede aumentar su comprensión del idioma y acelerar el desarrollo del lenguaje. Recite poemas o cante canciones infantiles a su hijo a fin de que escuche los distintos sonidos que componen las palabras (conocimientos de fonética). Las canciones infantiles como «Los pollitos dicen pío pío pío, cuando tienen hambre, cuando tienen frío» ponen rimas en lugares destacados para atraer de manera natural la atención del niño hacia esos sonidos. Al oír dos palabras que riman, los bebés empiezan a entender que las palabras se componen de sonidos separados, lo cual es algo esencial en el aprendizaje de la lectura. Además de las cartillas de lectura y silabarios ilustrados, emplee libros con dobleces, texturas, olores y sonidos para estimular los sentidos de su hijo. Señale imágenes en una página y nómbrelas; así aumentará su vocabulario. Hable también de lo que ocurre en la historia; así entenderá mejor. Utilice el método dialogado cuando lea en voz alta. Lo esencial de este método de lectura es que los adultos y los niños conversen sobre el libro. Pregunte al niño sobre el relato; haga una pausa y responda a sus preguntas. Este sistema contribuirá a que su hijo se sienta más a gusto con el método dialogado cuando ya se exprese con palabras. Desarrollo cognitivo: Juegue con juguetes que reaccionen, salten, hagan ruido o ayuden al bebé a entender la relación causa-efecto. Entre los 9 y 12 meses, la mayoría empiezan a jugar independientemente con juguetes y disfrutar los que reaccionan o hagan ruido. Los bebés de esa edad empiezan a estudiar objetos de muchas maneras (sacudiendo, golpeando, arrojando, dejando caer) y a utilizarlos bien (sacudir un sonajero, beber de una taza, oír el teléfono). Jugar a esconderse y reaparecer (cu-cu). Los bebés chiquitos todavía no han desarrollado el sentido de la permanencia de los objetos: comprender que un objeto que no se ve todavía existe. Para empezar, esconda el rostro detrás de una cortina y descúbrase rápidamente ante el bebé. Póngase un pañuelo en la cabeza y deje que el niño se lo quite; esconda objetos debajo de cajas para que él las derribe y saque el objeto escondido. Desarrollo motor: Dé a su bebé mucha libertad de movimiento por el piso. Los niños muy pequeños necesitan pasar tiempo acostados de espaldas y sobre el pecho a fin de que los músculos se le preparen para el movimiento. Esto ocurre en los primeros quince meses de vida. Si pasa demasiado tiempo en un columpio o una silla, se entorpecerá el desarrollo de su habilidad motora. A medida que su hijo crezca y empiece a gatear y a caminar, continúe ofreciéndole muchos juegos en el suelo. Agregue dificultad colocándole objetos como cojines, rampas y túneles para que perfeccione su capacidad de movimiento. Entre los juegos que aumentan la coordinación de manos y ojos y afinan la habilidad motora, están construir y derribar torres de bloques, cubrir y destapar recipientes, desarmar y volver a armar juguetes, recoger pelotas u otros objetos en movimiento, girar perillas, pasar las páginas de un libro, escribir y pintar con los dedos y hacer figuras de plastilina. Desarrollo social y emocional: Participen de juegos de manos y dedos como el de las palmitas y «cu-cu», como dijimos; anímelo a imitar esos gestos. Cuando responde a los gestos del bebé, lo ayuda en sus esfuerzos para comunicarse. Cante canciones con el niño. La música estimula las funciones cognitiva y emocional del cerebro. Juegue a hacer los quehaceres de la casa, pasatiempos y otras actividades de cada día. Dígale al bebé lo que usted está haciendo y anímelo a imitarla. Los juegos de imitación perfeccionan la capacidad motora y hacen que se sienta más satisfecho de sus logros. Lea libros de hábitos como cepillarse los dientes, lavarse las manos, ponerse los zapatos y bañarse. Esos libros incentivan a los niños para disponerse a aprender y dominar esas acciones. Hace casi dos siglos, la humanidad contenía el aliento ante la marcha de Napoleón y aguardaba con impaciencia febril las noticias que llegaban desde el frente de batalla. Entretanto, seguían naciendo niños en los hogares. Pero ¿quién iba a interesarse por aquellos pequeñuelos? Todo el mundo andaba pendiente de las batallas. Sólo en el año 1809 vinieron al mundo algunos niños destinados a ser estrellas de primera magnitud: William Gladstone, considerado por muchos el mayor estadista británico del siglo xix; Abraham Lincoln, uno de los más famosos presidentes de los EE.UU.; Alfred Tennyson, galardonado poeta inglés; el francés Louis Braille, ciego que inventó un sistema de lectura para no videntes que se usa en todo el mundo. En la época en que ellos nacieron, nadie pensaba en bebés, sino en batallas. Sin embargo, ¿cuál de las batallas de 1809 tuvo mayor trascendencia que los niños nacidos aquel año? Hay quienes piensan que Dios sólo puede intervenir en este mundo con grandes ejércitos, cuando en realidad lo hace por medio de nenes. Cada vez que se vuelve necesario remediar un mal o difundir la verdad, Dios envía al mundo un bebé para que lo haga. ***** Con lo ocupados que están en su vida diaria, a veces es fácil ver a los niños como una más de tantas tareas, y si se tiene un día particularmente ajetreado, la solución más sencilla tiende a ser dejar que se entretengan solos con juguetes, videos o juegos mientras ustedes se ocupan de otras cosas. Deben tener presente que el amor, interés, disciplina y atención que dedican a los niños los ayuda a madurar y convertirse en las personas que serán el día de mañana. Si están demasiado ocupados para dar a sus hijos el tiempo y el amor que necesitan, se perderán la ocasión de hacer una de las inversiones más importantes de la vida; aunque hagan lo que tenían previsto para el día, no será algo que perdure. Lo que trasciende al día de hoy es lo que invierten en la vida de sus hijos. Siempre tendrán tareas pendientes -la limpieza de la casa, ropa que lavar, cuentas que pagar- pero no siempre tendrán a sus hijos con ustedes, y no podrán recobrar los momentos que perdieron «porque estaban demasiado ocupados». Cada día, cada momento, cuentan para forjar el futuro de sus hijos y convertirlos en las personas que deben ser. Text copyright © TFI. |
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