María Fontaine
Una cosa que los niños hacen continuamente es discutir entre sí. Muchas veces es más bien contradecirse, casi por el gusto de llevar la contraria. En muchos casos lo hacen para demostrar su superioridad, para que se vea que el otro está equivocado y quedar ellos bien. Los niños caen en eso prácticamente a cada momento. Por eso es preciso enseñarles que está mal creerse superiores y rebajar a los demás. Puede que en algunos casos tengan razón: a lo mejor su punto de vista es acertado. Generalmente se enzarzan en una discusión porque creen que tienen razón. El caso es que, tengan razón o no, deben aprender que está mal discutir. Es importante que los niños aprendan a ponerse en el lugar de los demás. Pregúntale a tu hijo: “¿Cómo te sentirías si respondieras mal a una pregunta o dijeras algo equivocado, y alguien soltara: “¡Qué tontería! ¿Cómo puedes ser tan idiota? Pues así se sienten tus hermanos o tus amigo cuando los contradices o les señalas sus faltas.” Conviene ilustrarles con un ejemplo cómo hacen que se sientan los demás. Una vez que se dan cuenta del efecto que tienen sus palabras en las personas que los rodean, la mayoría procuran ser más cuidadosos con lo que dicen y la forma en que lo expresan. Se les puede explicar: «Cada vez que haces eso de rebajar a un amigo para quedar tú mejor, lo dejas en ridículo. Así sólo conseguirás perder amigos». O: «Piensa en lo mal que se siente tu hermanita cuando haces eso. No tendrá ganas de volver a abrir la boca. Lo peor es que le das a entender que no la quieres, pues no te importa herir sus sentimientos». Es preciso que las personas mayores nos esforcemos por no caer en lo mismo. Y también debemos hacerles ver a los chicos que el no hacer eso es una forma de manifestar amor, de ser considerados con sus amigos y con los niños pequeños. El amor no humilla ni avergüenza, sino que levanta el ánimo y hace que la gente se sienta bien por dentro. En cambio, contradiciendo y discutiendo ponemos en evidencia a los demás o les hacemos sentirse inferiores. A veces los chicos no se dan cuenta de eso hasta que les sucede a ellos. Asi y todo, les cuesta entender que los demás se puedan sentiré igual de mal en esa situación. Si las personas mayores tenemos tendencia a contradecir automáticamente a los demás, señalar sus errores y ponernos a discutir —todos lo hacemos—, no podemos recriminar a los chicos cuando caen en lo mismo. Lo que sí podemos hacer es esmerarnos por darles mejor ejemplo y enseñarles a conducirse con más amor y consideración en ese aspecto. Es notable la diferencia entre los niños que discuten, pelean, riñen y se contradicen, y los que se quieren de verdad, colaboran unos con otros y se relacionan armoniosamente. Por supuesto, el amor y la consideración tienen muchas facetas más. No deja de ser un tema bien complejo. Lo que está claro es que es uno de los principios más importantes que podemos enseñar a nuestros hijos: los que de pequeños no aprenden a ser amorosos y considerados de palabra y de hecho, de mayores conservan la costumbre de discutir y contradecir. Si queremos que nuestros hijos tengan éxito en la vida, nada reviste más importancia que enseñarles a conducirse con amor. Enseñando Consideración – Recursos Cuentos para niños: El Cachorro Scott Arturo el Inseguro Guarda tu Lengua Videos: Nos Llevemos Bien Los Ciegos y el Elefante
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