En mi niñez conocí a una familia de seis hermanos. Su despreocupación a la hora de tratar de encajar en un grupo o de vestirse a la moda me impresionaba. Parecían muy seguros de sí mismos y sin temor al fracaso. Si bien cada uno poseía una personalidad definida, todos compartían la misma cualidad, la cual llegué a admirar muchísimo. Emanaban una paz especial, una seguridad o naturalidad auténticas. En pocas palabras: tenían confianza. Pero no provenía de su intelecto, capacidades atléticas o belleza; a decir verdad, no sobresalían en ninguno de esos aspectos. Y ello sólo aumentaba mi interés en conocer el motivo de su confianza. Cierto día, sin esperarlo, tuve la ocasión de descubrir la fuente de su serenidad. La familia en cuestión se mudó a una cuadra de mi casa. Desde entonces, no sólo los veía en la escuela, sino también en mi vecindario. ¡Entonces descubrí su secreto! Los integrantes de su familia —padres, hijos, todos— transmitían generosamente su aceptación y confianza. Ese era el secreto que inspiraba tanta confianza en ellos. No es de sorprender que la confianza florezca en un ambiente de seguridad y aceptación. Vale la pena notar que la raíz de la palabra confianza es confiar. Y una de las claves para confiar en alguien es fiarse de esa persona. La intimidad y aceptación mutua que puede llegar a existir entre dos personas genera confianza. La confianza es recíproca: aumenta tanto en la otra persona como en uno mismo. — Deepa Daniels La mejor red de seguridad Muchos chicos no necesitan sino que sus padres les proporcionen una base firme de amor y aceptación. Esa base de amor puede guardarlos de peligros y malas influencias, como la droga y el alcohol, e incluso del sufrimiento que pudiera causarles el rechazo de sus amigos. En tales ocasiones, el amor y la aceptación son como la red de seguridad de los trapecistas. Si tus hijos saben que no los rechazarás aunque metan la pata o hagan alguna estupidez, acudirán a ti, y así se formará ese vínculo que deseas. Tus hijos deben saber que, hagan lo que hagan, siempre los amarás, y nada podrá alterar ese amor. Tienen que saber que siempre pueden conversar contigo; que aunque no estés de acuerdo con ellos, aunque no coincidas con su punto de vista, aunque pienses incluso que han hecho algo muy malo o dañino, nunca dejarás de considerarlos tus hijos. Tienen que saber que siempre los amarás, que siempre podrán recurrir a ti, que aunque ocurra la peor calamidad, siempre podrán contar con tu amor. — Tomado del libro, “Urgente, tengo un Adolescente”, escrito por Derek y Michelle Brookes - "Esta es la confianza" extraído del sitio web http://just1thing.com/podcast/2011/6/15/this-is-the-confidence.html
- "Urgente: tengo un Adolescente" © Aurora Productions
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