Joseph Reader
El entretenimiento es capaz de transmitir mensajes sutiles. El Dr. David Walsh, autor de Selling Out America’s Children: How America Puts Profits before Values and What Parents Can Do (La traición a la juventud estadounidense: cómo se da más prioridad a las utilidades que a los valores, y qué pueden hacer los padres), identifica seis supuestos valores clave que predominan en los medios: 1. La felicidad se obtiene consiguiendo cosas materiales. 2. Trata de conseguir lo más que puedas para ti mismo. 3. Hazlo lo antes posible. 4. Gana a toda costa. 5. La violencia es entretenimiento. 6. Aspira siempre al placer y evita el aburrimiento. Naturalmente, no resulta para nada sorprendente que los medios pongan el acento en el entretenimiento y el materialismo. En última instancia, prácticamente el 90% del contenido que vemos en los medios está en manos de un puñado de gigantescas empresas transnacionales, como Time Warner, News Corp., Disney, Viacom, Vivendi, Bertlesmann y Sony. George Gerbner, veterano crítico de los medios, señala que por primera vez en la historia de la humanidad la mayoría de los relatos sobre personas, la vida y los valores no nos llegan de nuestros padres, colegios, iglesias y otros representantes de la sociedad que tienen algo que decir, sino a través de un distante grupo de conglomerados que tienen muy poco que contarnos y mucho que vendernos. Por ende, los medios de comunicación del siglo XXI se nutren principalmente de un pequeño grupo de grandes empresas cuyo interés primario no es la salud de la sociedad ni el bienestar de nuestros hijos, sino aumentar al máximo su margen de ganancias. En una entrevista de la agencia noticiosa católica Zenit se preguntó a la guionista Clare Sera cómo ejerce Hollywood influencia en nosotros sin que nos percatemos siquiera de ello. Veamos sus respuestas: De muchas maneras. Aunque cada película y cada programa de TV deja su huella, tenemos mucho poder de decisión sobre la forma en que nos dejamos influir por ello. A continuación, Sera explica lo importante que es hablar de los mensajes subyacentes de una película luego de haberla visto, especialmente con nuestros hijos. Las películas presentan buenas oportunidades para hablar de temas que probablemente no se nos ocurren en la mesa. Es una buena forma de entablar conversación con nuestros hijos sobre el motivo por el que pensamos que tal o cual película tiene un mensaje negativo o un mensaje genial, y preguntarles su parecer. Y no solo con las películas. A los padres siempre se les presentan oportunidades para explicar: «A esto nos llama Cristo», o bien: «Así es como esta cultura difiere del llamado de Cristo», para luego hacerles ver la diferencia entre lo bello en apariencia y lo profundamente hermoso, entre la satisfacción inmediata y la profundidad de alma. Entre Britney Spears y la Madre Teresa. En el fondo, la mejor protección contra la tendenciosidad de los medios y sus efectos es tener cuidado con aquello a lo que nos exponemos y limitar su consumo. Encender la televisión o tragarse sin espíritu crítico publicaciones de difusión masiva son actividades que permiten el acceso a nuestra mente a cualquiera que tenga los recursos para influir en nosotros por los medios de comunicación de masas. Nuestra mente vale que la salvaguardemos. Conviene limitar las vías por las que otros pueden acceder a ella. Si mantiene la mente demasiado abierta, se la llenarán de basura.
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