Cari Harrop El día del cumpleaños de mi madre me puse a pensar en ella y me di cuenta de que mi infancia estuvo marcada por algo muy particular: los momentos que pasábamos todos juntos. Más concretamente evoqué las Navidades de mi niñez. Lo principal de cada recuerdo no era la cantidad o el valor de los regalos que recibimos en aquella ocasión, ni las celebraciones mismas, sino más bien las cosas sencillas. Hubo una Navidad en que pusimos empeño por hacer cosas juntos en familia. Preparamos un nacimiento con una vieja tabla que cubrimos de pinos en miniatura y figuritas hechas y vestidas por nosotros mismos. Otro año, la fría casita en que vivíamos se llenó de calor gracias a un cassette de villancicos —el primero que tuvimos los niños— y la alegría de encontrarnos naranjas en las botas que habíamos dejado en la sala, además de nueces y pasas envueltas en papel de aluminio. Otra Navidad, cuando yo era aún más pequeña, ensartamos palomitas de maíz en un hilo que colgamos del árbol. Para fines de diciembre ya casi no quedaban palomitas, pues un ratoncito, ingeniosamente disfrazado de niñita de tres años con coletas, se dedicaba a comérselas cuando nadie miraba. También hubo una Navidad, cuando tenía 9 años, en que, al levantarnos por la mañana, mis cinco hermanas y yo nos encontramos con una sorpresa: una fila de cajas blancas de zapatos, cada una con el nombre de una de nosotras y con algunos artículos que necesitábamos o con los que podíamos jugar. Había cuerdas para saltar, chirimbolos de todo tipo, un cepillo para el pelo, horquillas, pequeñas prendas de vestir… de todo un poco. El recuerdo de tantas bellas ocasiones me motivó a esforzarme para que mis dos hijos también conozcan ese mismo cariño y emoción esta Navidad. Quiero que tengan recuerdos entrañables de estas fechas. Y entonces caí en la cuenta de que lo que confirió a aquellos momentos un valor particular fue el amor de mis padres y el tiempo que nos dedicaban. Es cierto que no poseíamos mucho, pero teníamos al Señor y nos apoyábamos unos a otros. Ese era el secreto de que nuestras Navidades fueran las más felices que yo pudiera imaginar. Gentileza de la revista Conectate. Usado con permiso.
0 Comments
Leave a Reply. |
Categories
All
LinksCuentos bilingües para niños Archives
March 2024
|