Mis hijos están en una edad en la que mirar la televisión o ver películas es una de sus actividades preferidas. El problema es que casi todo lo que quieren ver contiene actitudes, lenguaje o comportamientos que no apruebo. Además pareciera que esos aspectos negativos son justamente los que más recuerdan e imitan. ¿Cómo puedo resguardar a mis hijos de esas influencias nocivas? Son muchos los padres que hoy comparten esa preocupación. Se dan cuenta de la importancia de vigilar —y a veces restringir— lo que sus hijos ven y escuchan, y sin duda tienen pleno derecho a hacerlo. Es más, tienen la obligación moral de hacerlo. Por otra parte, es prácticamente imposible proteger a los hijos de todas las influencias negativas a las que puedan verse expuestos. Si no es por medio de la TV, las películas o los videojuegos, les llegan por medio de sus compañeros y amigos, o por otras rutas. No siempre podemos proteger a nuestros hijos de las influencias negativas, pero sí podemos ontrarrestarlas. A continuación algunos consejos al respecto: Hay que pasar tiempo con los niños para inculcarles los valores positivos que queremos que tengan el resto de su vida. En este caso en particular, dedicarles tiempo consiste en habituarte a ver programas con ellos y a conversar luego sobre lo que vieron, con el objeto de ayudarlos a extraer de la experiencia todo lo positivo que sea posible, y lo menos posible de lo negativo. Eso además te da ocasión de charlar sobre actitudes o conductas controvertidas desde la perspectiva de una tercera persona. «¿Qué te parece que debió haber hecho el personaje en esa situación?» Con el tiempo ello contribuye a que los niños se formen valores personales firmes y a la vez les enseña a escoger con más criterio lo que ven. Siempre que sea posible, es importante revisar previamente lo que van a ver, o al menos leer una reseña objetiva para estar al tanto del contenido. Así puedes asegurarte de que sea apropiado para su edad o apto para niños. También te da tiempo para reflexionar sobre las enseñanzas o la información que se puede sacar de ello. Piensa de qué forma puede resultarles beneficioso. Si no das con nada, es posible que no valga la pena que lo vean. Procura que lo que ven y la conversación posterior se ajuste a su edad. Los videos tienen una ventaja sobre la TV: puedes pausarlos para responder sus preguntas. Por eso, siempre que te sea posible graba los programas y preséntaselos después a los niños. (Así también se evitan los avisos publicitarios nocivos, los que por ejemplo presentan productos que a tu juicio no serían buenos para ellos.) En caso de que un niño pequeño vaya a asustarse o no vaya a entender ciertos pasajes, detén la película y sáltate esas partes. Los niños mayores generalmente prefieren ver toda la película y conversar después sobre ella. El debate tiene por objeto que los niños reflexionen acerca de lo que acaban de ver y lleguen a conclusiones más maduras de las que sacarían por su cuenta. Los niños aprenden mejor haciendo preguntas y razonando las cosas que cuando se les dan todas las respuestas servidas en bandeja. Además, suelen aceptar mejor la orientación que se les brinda cuando ésta les llega por conducto de respuestas a sus preguntas o como consecuencia de preguntas que tú mismo les plantees y que los lleven a reflexionar. Tienden a aceptar mejor las cosas de ese modo que cuando, según su percepción, los estamos sermoneando. Mientras ven la película también puedes tomar nota de cosas que te puedan servir de base para interactuar con tus hijos de formas entretenidas, positivas y didácticas, por ejemplo leyendo cosas interesantes sobre personajes, sitios o acontecimientos históricos, realizando actividades que aparezcan en el programa u organizando una salida relacionada con el tema. Te sorprenderá cuánto se pueden beneficiar los niños de una película o documental si tienen un poquito de orientación. Pueden aprender mucho sobre la vida y la naturaleza humana. Pueden aprender a lidiar con crisis y dificultades y a establecer lazos de empatía con otras personas. Pueden tomar conciencia de que las decisiones erróneas tienen sus consecuencias y así escarmentar en cabeza ajena. Así, pues, aunque las películas y la TV son potencialmente nocivas, en realidad pueden convertirse en un medio didáctico eficaz y estrechar los lazos familiares si se escoge bien lo que se ve. Extraído de la revista Conectate. Usado con permiso.
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