En el centro de la Navidad yace el niño de Belén, que nació en este mundo, a menudo frío y hostil, para transmitirnos el calor del Padre celestial. La fiesta navideña partió por un niño, y son los niños los que la mantienen viva y vibrante.
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Los bebés son las máquinas perfectas para aprender. Todas las experiencias son nuevas para ellos y pueden mantenerse entretenidos con las cosas más simples por mucho tiempo. Aquí tienes algunas formas para poder estimular el cerebro de tu bebé de buena manera.
Consejosy Advertencias
Gentileza de WikiHow.
Tomado de Grow Up Reading
El desarrollo en los bebés desde que nacen hasta los veinticuatro meses es espectacular. Al nacer recurre al llanto como principal medio de comunicación con el mundo. A medida que crecen, los niños se sirven de gestos, expresiones vocales y faciales, exclamaciones, balbuceos y finalmente palabras. Que el niño tenga facilidad para expresarse contribuirá a que de mayor lea y escriba bien. Los padres pueden contribuir a que los niños lean y aprendan exitosamente fomentando desde el nacimiento la facilidad para la lectura. Lenguaje oral: Los bebés aprenden a hablar por etapas. Durante los primeros cuatro meses captan más que nada lo que se les dice. Durante los cuatro meses siguientes, empiezan a articular e imitar sonidos. A los ocho meses, el niño reacciona al oír su nombre, distingue las emociones por el tono de la voz, al oír sonidos responde con otros sonidos y utiliza la voz para expresar alegría y disgusto. A los doce meses, pone más atención al habla y responde cuando se le dice de forma sencilla que haga algo. Empieza a valerse de gestos sencillos como agitar la mano para decir adiós o negar con la cabeza. Balbucea con entonación y emplea exclamaciones como «ajó», y tal vez diga unas cuantas palabras como «mamá» y sílabas como «ta-ta». Generalmente, los niños de un año articulan seis o siete palabras (aunque muchos no hablan nada, mientras que otros llegan a pronunciar cincuenta) y comprenden casi setenta palabras. Por lo general hay un retraso de cinco meses entre las palabras que el niño entiende y su habilidad para decirlas. Entre los 12 y los 18 meses, su vocabulario aumenta sin prisa pero sin pausa. El vocabulario de la mayoría de los niños se dispara cuando puede decir unas cuarenta palabras. A los dos años de edad, por lo general, aprenden el significado de unas ocho palabras al día. Mientras más le hablen los padres y le lean al niño, más rápidamente se desarrollará su vocabulario. Según los expertos en aprendizaje a edad temprana, la capacidad de expresarse aumenta con más rapidez en los niños cuyos padres hacen más aportes positivos que negativos. Reconocimiento de los fonemas: Reconocer fonemas —las unidades mínimas de sonido con que se forman las palabras— es la base para aprender a hablar y a leer. Los bebés tienen mucha capacidad para distinguir diferencias entre sonidos. Por eso tienen tanta facilidad para aprender idiomas en sus primeros años de vida. Reconocen fonemas y aprenden a distinguir los sonidos que constituyen el habla al comunicarse con sus padres y las personas que los cuidan. Al hablar y leer todos los días al bebé, se contribuye a mejorar su percepción de los sonidos. Estimule el balbuceo del niño, pues eso contribuye a que aprenda el idioma. Aproximadamente a los dos meses, empieza a hablar en voz baja y articula sonidos vocales como «aaa» y «uuu». A los cinco meses, empieza a practicar sonidos consonantes (los más comunes son b, d, y, m, n, g). Cuando tiene un año de edad, ya combina sonidos vocales y consonantes para articular palabras. Comprensión: Entender es fundamental en la lectura. La comprensión se refuerza en los años siguientes. Sin embargo, cuando el niño mayorcito sea capaz de ver las fotos o dibujos y el texto a fin de entender el significado del relato, es importante que también le explique lo que ocurre en esos libros que le lee en voz alta. Jim Trelease dice en The Read-Aloud Handbook que entender lo que se oye también estimula la comprensión de la lectura. A medida que su hijo oye lo que le lee, señálele pistas sobre el relato tomadas de los dibujos. O relacione un dibujo o foto con algo en la vida del niño. Este método contribuye a que el niño se esfuerce al máximo por pensar y lo ayuda a entender más. Compilado de parenting.com
Los juguetes que se venden en el mercado no tienen nada de malo. Sin embargo, usted puede hacer mejor estas cosas divertidas y estimulantes: 1. Refuerce el «¡ajá!» Vea a su bebé como un científico en ciernes que espera grandes descubrimientos: la sonrisa en el baño que significa «¡Cuando me meto al agua me dan el patito de goma!» Agitar los brazos se puede traducir por: «¡Cuando papá mira de esa manera me va a hacer cosquillas!» Cumpla las sencillas expectativas de su bebé y participe de su alegría cuando acierte. 2. Tenga erguido a su hijo cuando esté alerta. Los bebés ven más claro cuando están en posición vertical, no horizontal. Póngalo en su regazo para mostrarle objetos nuevos, y levántelo para que vea por encima de su hombro cuando lo lleve de paseo por el mundo, que es tan nuevo para él. 3. Promueva el diálogo y las expresiones faciales. Mucho antes de que el bebé pueda hablar, verá que intenta imitar las expresiones faciales de usted. Haga muecas y verá cómo aumenta su interés. Preste atención y responda a las expresiones de su bebé. 4. Bailar. Para satisfacer sus ansias de movimiento, baile un vals con él por el cuarto; mézalo con cuidado de un lado a otro; hágalo rebotar suavemente; siéntese en una silla giratoria y observe mientras el nene da una vuelta en su regazo. 5. Anímelo a probar sabores. Vea la boca del bebé como un espacio sensible que sirve para probar cosas y aprender sobre su cosmos personal. Evite los objetos demasiado pequeños, puntiagudos o sucios. Deje que lama la cuchara de la sopa o que envuelva con las encías el borde de una taza o un trozo de pan. 6. Lea en voz alta. No se preocupe por las palabras complicadas. Lea libros de poesía u otras obras; mientras más variaciones haya en el lenguaje y el bebé las oiga en sus voces favoritas, más cautivado estará. Elija libros con mucho lenguaje repetitivo. A los bebés les gusta porque es fácil adivinar lo que sigue. 7. Cante con palabras o sin ellas. ¿Olvidó la letra de su canción de cuna favorita? Tararéela. Las notas musicales sin consonantes y vocales resultan más sencillas y con frecuencias brindan una forma más relajante de estimulación. Tomado de Grow Up Reading Lectoescritura emergente: Emplee vocabulario adecuado cuando hable con su bebé. Por ejemplo, diga «mira, un perro» en vez de «un guau, guau». Así su hijo captará la estructura del lenguaje con un mínimo de confusión. Los bebés se comunican por gestos antes de aprender a hablar. Anime a su hijo a emplear gestos y señas sencillos (como por ejemplo, aplaudir para pedir «por favor» o tocarse el pecho para dar las gracias), así puede aumentar su comprensión del idioma y acelerar el desarrollo del lenguaje. Recite poemas o cante canciones infantiles a su hijo a fin de que escuche los distintos sonidos que componen las palabras (conocimientos de fonética). Las canciones infantiles como «Los pollitos dicen pío pío pío, cuando tienen hambre, cuando tienen frío» ponen rimas en lugares destacados para atraer de manera natural la atención del niño hacia esos sonidos. Al oír dos palabras que riman, los bebés empiezan a entender que las palabras se componen de sonidos separados, lo cual es algo esencial en el aprendizaje de la lectura. Además de las cartillas de lectura y silabarios ilustrados, emplee libros con dobleces, texturas, olores y sonidos para estimular los sentidos de su hijo. Señale imágenes en una página y nómbrelas; así aumentará su vocabulario. Hable también de lo que ocurre en la historia; así entenderá mejor. Utilice el método dialogado cuando lea en voz alta. Lo esencial de este método de lectura es que los adultos y los niños conversen sobre el libro. Pregunte al niño sobre el relato; haga una pausa y responda a sus preguntas. Este sistema contribuirá a que su hijo se sienta más a gusto con el método dialogado cuando ya se exprese con palabras. Desarrollo cognitivo: Juegue con juguetes que reaccionen, salten, hagan ruido o ayuden al bebé a entender la relación causa-efecto. Entre los 9 y 12 meses, la mayoría empiezan a jugar independientemente con juguetes y disfrutar los que reaccionan o hagan ruido. Los bebés de esa edad empiezan a estudiar objetos de muchas maneras (sacudiendo, golpeando, arrojando, dejando caer) y a utilizarlos bien (sacudir un sonajero, beber de una taza, oír el teléfono). Jugar a esconderse y reaparecer (cu-cu). Los bebés chiquitos todavía no han desarrollado el sentido de la permanencia de los objetos: comprender que un objeto que no se ve todavía existe. Para empezar, esconda el rostro detrás de una cortina y descúbrase rápidamente ante el bebé. Póngase un pañuelo en la cabeza y deje que el niño se lo quite; esconda objetos debajo de cajas para que él las derribe y saque el objeto escondido. Desarrollo motor: Dé a su bebé mucha libertad de movimiento por el piso. Los niños muy pequeños necesitan pasar tiempo acostados de espaldas y sobre el pecho a fin de que los músculos se le preparen para el movimiento. Esto ocurre en los primeros quince meses de vida. Si pasa demasiado tiempo en un columpio o una silla, se entorpecerá el desarrollo de su habilidad motora. A medida que su hijo crezca y empiece a gatear y a caminar, continúe ofreciéndole muchos juegos en el suelo. Agregue dificultad colocándole objetos como cojines, rampas y túneles para que perfeccione su capacidad de movimiento. Entre los juegos que aumentan la coordinación de manos y ojos y afinan la habilidad motora, están construir y derribar torres de bloques, cubrir y destapar recipientes, desarmar y volver a armar juguetes, recoger pelotas u otros objetos en movimiento, girar perillas, pasar las páginas de un libro, escribir y pintar con los dedos y hacer figuras de plastilina. Desarrollo social y emocional: Participen de juegos de manos y dedos como el de las palmitas y «cu-cu», como dijimos; anímelo a imitar esos gestos. Cuando responde a los gestos del bebé, lo ayuda en sus esfuerzos para comunicarse. Cante canciones con el niño. La música estimula las funciones cognitiva y emocional del cerebro. Juegue a hacer los quehaceres de la casa, pasatiempos y otras actividades de cada día. Dígale al bebé lo que usted está haciendo y anímelo a imitarla. Los juegos de imitación perfeccionan la capacidad motora y hacen que se sienta más satisfecho de sus logros. Lea libros de hábitos como cepillarse los dientes, lavarse las manos, ponerse los zapatos y bañarse. Esos libros incentivan a los niños para disponerse a aprender y dominar esas acciones. ¿Te gustaría canalizar la ilimitada energía y curiosidad de tu hijo de modo que lo pase bien y al mismo tiempo aprenda? Preescolares es una guía pedagógica con cantidad de consejos e ideas de actividades entretenidas y fáciles de realizar con las que tu pequeño terremoto se mantendrá ocupado por horas y horas. Y, lo que es más importante, te enseña a prepararlo para los desafíos y cambios a los que se enfrentará y a cimentar su fe, la cual le orientará y sostendrá el resto de su vida.
¿Tienes —o vas a tener pronto— un bebé?¿Te gustaría prepararte un poco mejor para criarlo bien? ¿Buscas consejos prácticos para desarrollar su inteligencia y hacerlo feliz?¿Te interesa establecer un profundo y perdurable vínculo afectivo con tu hijo?
Disfruta de tu bebé te introduce en el asombroso y misterioso mundo de esa personita que Dios te ha enviado. Descubrirás cosas increíbles de tu pequeñito y verás todo lo que puede llegar a ser si lo tratas con amor y sabes comprenderlo y orientarlo. La infancia se da una vez en la vida y no vuelve. Y justamente en esos años se forma el carácter. Podemos optar por dar a nuestros hijos oportunidades de descubrir sus talentos y cultivar hábitos físicos, mentales y espirituales sanos que les duren toda la vida. O bien, podemos dejar que se pierdan esos momentos inapreciables porque estamos demasiado atareados por no tener claro el orden de prioridades, o por pasar demasiado tiempo en formas de entretenimiento que nos impidan relacionarnos.
*** Los niños necesitan una actividad, les hacen falta otros medios de desarrollarse además de lo que puedan aprender de los videos. Desgraciadamente, en la vida actual de los niños, otras actividades son cada vez más escasas. Los niños necesitan tener un equilibrio en su vida, aunque eso signifique limitar el tiempo que pasen cada día o cada semana mirando videos o ante la computadora. Aunque la sociedad en general sigue ese rumbo, no olviden que el efecto de lo que enseñen a los niños pequeños durará toda la vida. *** Al pensar en los años preescolares nos acordamos de las siestas, de los juegos en cajas de arena y de cuando aprendimos a contar. En la actualidad, los dedos de los niños escriben en un teclado y hacen clic con el ratón, y eso también es parte de la experiencia educativa inicial. Sin embargo, hay críticos que afirman que si los niños empiezan a utilizar computadoras a una edad muy temprana pueden verse perjudicadas capacidades mentales importantes como la atención auditiva y visual y la facilidad de concentración. Según una educadora el empleo de computadoras puede alterar el desarrollo del cerebro del niño. «Con la computadora no se ejercitan el cerebro y el cuerpo conjuntamente como ocurre en un juego normal de niños», sostiene dicha educadora, la sicopedagoga y escritora Jane Healy. Según ella, para los niños, aprender a atrapar, lanzar y escalar son destrezas que tienen más importancia que manipular un ratón de un computador. Es más importante que aprendan a expresarse y a jugar con imaginación. Por ejemplo, si se toma una pinza para ropa y se emplean las manos a fin de confeccionar una muñeca, se estimulará más el ingenio que si se hace clic en la pantalla para elegir el color de pelo de una muñeca. «Los niños están hechos para aprender con avidez, no para esperar a que aparezca la siguiente imagen en la pantalla», sostiene Healy. «El niño necesita imaginar algo por sí mismo sin íconos diseñados de antemano». Healy puntualiza que cultivar una buena capacidad de relacionarse es también muy importante en la edad preescolar. Si el niño vive pegado a la pantalla dedicará menos tiempo a aprender a relacionarse, conversar y expresarse. (Tomado de un artículo de Katie Dean publicado en la revista Wired.) Un aspecto de enseñarles a los niños la Palabra de Dios, aparte de leerles relatos y pasajes de la Biblia, consiste en ayudarles a aprenderse de memoria ciertos versículos clave. El conocimiento de las Escrituras nos permite comprender mejor al Señor y Sus caminos, y las promesas que memorizamos acrecientan nuestra fe y son una fuente de consuelo y soluciones en los momentos difíciles. Puede que le sorprendan los cambios conductuales que observará usted en los niños cuando empiece a enseñarles la Biblia y a indicarles de qué forma pueden aplicar desde pequeños los principios de la Palabra de Dios. Incúlqueles que cada vez que la leen y la ponen en práctica hacen feliz a Jesús. Cuando uno de ellos, por ejemplo, no obre con amor, recuérdele: «Jesús quiere que tengamos amor por los demás. ¿Te acuerdas de lo que dijo? “Amémonos unos a otros”». Y añada: «¿Qué puedes hacer ahora para portarte bien con tal y cual y arreglar la situación?» Cuando un chiquitín parezca preocupado o asustado, tranquilícelo diciéndole: «Dios cuida de ti, y además ya hemos rezado, así que puedes dejar el miedo. Acuérdate de que Él dijo: “No temas, porque Yo estoy contigo”». Sin duda no le faltarán oportunidades de emplear estos versículos fundamentales. A los niños les resulta fácil aprenderse versículos de memoria, sobre todo si uno se los enseña de forma divertida. ***** Apacienta Mis corderos es una colección de libritos preparada con el propósito de enseñar a niños pequeños los rudimentos de las Escrituras. También sirve como curso de memorización. Torna fácil y divertido para ellos el estudio de los principios fundamentales de la Biblia y el aprendizaje de sus textos. Los seis libritos presentan un total de 90 versículos simplificados, cada uno acompañado de una atractiva ilustración que ayuda al niño a relacionar el sentido del texto con situaciones de su vida cotidiana. Los versículos se han adaptado para ponerlos al nivel de los chiquitines, tomando como punto de partida diversas traducciones de la Biblia, aunque mayormente la versión Reina-Valera, revisión de 1960. Se ha puesto especial cuidado y oración para simplificar el vocabulario sin afectar el significado. En cada caso se consultaron también otras traducciones. Haz clic aquí para leer / descargar uno de estos libros. Para comprar el conjunto completo, haz clic aquí. Ariana Andreassen Mi hijo Anthony es un chiquillo muy despierto, muy activo, de apenas tres añitos. Le encanta aprender cosas. Hace un tiempo, su tema preferido de conversación eran los rayos. No se cansaba de hablar de las tormentas, de que algunos edificios se incendian cuando les cae un rayo… Cuando le dio por escenificar todo eso con sus figuritas de Playmobile y de Lego, procuré canalizar positivamente sus pensamientos y sus energías enseñándole, por ejemplo, que Benjamin Franklin inventó el pararrayos para evitar esos desastres. Un día, al cabo de unos meses, Anthony hizo una pausa en medio de la cena, me miró pensativo y comentó a su manera que algunos animales están en peligro de extinción porque carecen de comida o de lugares aptos para vivir. Curiosa por saber si él realmente entendía de qué hablaba, le pregunté por qué los animales no tenían dónde vivir. Me explicó que para construir casas y carreteras la gente corta árboles, y por eso animales como el koala no tienen dónde refugiarse. Claro que su pequeña exposición le salió un poco enredada; pero me di cuenta de que en general había captado bien la idea y de que estaba sinceramente preocupado de que los animales fueran a perder su hábitat natural. El tema fue el centro de su interés por varias semanas, hasta que hizo el siguiente gran descubrimiento, que si mal no recuerdo fueron los cinco sentidos. Hablando con mi hijo sobre Benjamin Franklin, las especies en peligro de extinción y los cinco sentidos, me hice cargo de lo fácil que es influir en los niños a temprana edad; de ahí la importancia de enseñarles a tomar decisiones responsables y acertadas. A los niños les fascina contribuir de alguna manera a mejorar el mundo. Así que desde temprana edad podemos inculcarles amor y respeto por el medio ambiente. Ahora a Anthony le apasiona echar cada tipo de basura reciclable en el recipiente que le corresponde, regar las plantas y colaborar en las tareas del jardín. Es consciente de que caminar en vez de desplazarse en auto —siempre que sea práctico— ahorra dinero y no contamina. Hasta se acuerda más que yo de apagar las luces cuando sale de un cuarto. Si bien al principio toma tiempo explicarles a los niños ciertos conceptos de forma que los capten bien, con cuidado para no causarles ansiedad ni preocupaciones, el esfuerzo vale la pena. Es una dicha ver a mi pequeño esmerándose por cuidar su entorno en lugar de atropellarlo o no prestarle ninguna importancia. Ariana Andreassen tiene dos hijos. Vive en Tailandia. Gentileza de la revista Conectate. Usado con permiso. |
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